sábado, 5 de abril de 2008

El astrónomo


Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando los astros. Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la contemplación del cielo, cayó inopinadamente en un pozo. Estando lamentándose y dando voces, acertó a pasar un hombre, que oyendo sus lamentos se le acercó para saber su motivo; enterado de lo sucedido, dijo:
-¡Amigo mío! ¿quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que hay en la tierra?

Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor, pero antes hay que saber donde se está parado.

11 comentarios:

Carlota dijo...

:) estupenda reflexión! hay veces que nos abstraemos tanto de lo que nos rodea que se nos olvida vivir la realidad. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Las personas que muy sensibles que no les gusta su realidad, se buscan otra.

Saludos.

Akane dijo...

Me encanto tu post,un beso akane.

mia dijo...

Cuán cierto es!!!

Precioso espacio

magnífico post!

♥♥♥besos♥♥♥

dijo...

que razón!!! primero hay que saber donde uno tiene puesto sus piés... el no saberlo no lleva a equivocarnos y equivocarnos..
mil besos
y Gracias por tu presencia siempre

María dijo...

Cuando puedas recoge el regalo que tengo para todos mis blogs amigables, entre ellos, estás tú.

Un abrazo.

El ruso dijo...

Sabias palabras las suyas Don Laguna...

Seguro no conoces esta frase porque es de un par de generaciones atrás (como yo)pero le van justo a tu post!!!
Muy bueno.(tu post por supus)
Besos.

RENATA dijo...

dando vueltas me encuentro con tu blog y este hermoso post!.
te dejo un saludo!!!

Victor Manuel Jiménez Andrada dijo...

Muy sabia historia. A veces nos la debíamos aplicar. Esto me recuerda también las ocasiones en las que vemos las motas de polvo en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro. Saludos. Víctor.-

Hache dijo...

Me gusta lo que cuentas y como lo cuentas.

Hay que vivir el presente, intensamente, pero con la vista firme. Como el paso ...

Sombras en el corazón dijo...

Huy, esa historia que bien se me puede aplicar a mí. Cuando lo de la tierra no me interesa, desconecto con una facilidad alarmante a mi sillón en el cielo.
O más bien en el país de las musarañas; que me lo conozco muy bien.

Un abrazo